martes, 26 de abril de 2011

Sexta Sesión: Redescubriendo a Johnny Blood

      Desde hace algo más de un año, cada semana disfruto por 'obligación' de una sesión diaria de música en directo. Los estilos que escucho van del soul al rock, pasando por el reggae o el latin jazz. He de reconocer que no siempre estos conciertos resultan placenteros para mis oídos, aunque cierto es, que la mayoría me hacen pasar un rato muy agradable. Aún así, y sea cual sea el nivel de aceptación que tengan por mi parte, todos y cada uno de ellos, dejan una huella en mí, que en algunos casos se mantiene intacta en el tiempo. Supongo que eso es lo que tiene ser una amante del arte en directo.

      La mayoría de las noches no tengo ni idea de quienes van a ser los encargados de deleitarme con su música, a no ser que sean 'viejos conocidos', como ocurrió la noche que os voy a relatar. Aquel día sabía que iba a escuchar, sabía que me iba a gustar, no tenía ninguna duda de ello. Una y otra vez le repetía a mis compañeras que se iban a sorprender con el concierto de Juanillo, pero lo que no esperaba es que al final la sorprendida terminase siendo yo misma.

      Poco a poco comenzaban a entrar los asistentes a la sala, muchos ya conocían a la banda de otros directos, pero aún así, muy pocos se imaginaban lo que finalmente verían aquella noche. Con unos minutos de retraso Johnny Blood , apareció en escena, vestidos con pantalones de campana blancos, camisas de flores con chorreras y gafas de colores. La mayoría creímos que el motivo de aquel look se debía a que nos encontrábamos en carnaval, pero ¡qué equivocados estábamos!. 
Su apuesta: buen rock y una imagen divertida, ¿arriesgado o una apuesta de éxito?. 
      
      Muchos, estamos acostumbrados a ver como los grupos y cantantes utilizan su imagen para reforzar su estilo, dejar claro quienes son y que hacen. Otros buscan llamar la atención más allá de su música, buscan la polémica, transgredir... pero ¿a cuántas bandas de rock conocéis que utilicen su ropa sólo para divertirse? Yo a Juan, Pumuki y Paco, componentes de Johnny Blood  www.youtube.com/watch?v=8tBBvpD2kNk

      Las canciones se entremezclaban, con las bromas entre sus componentes y los vaciles con el público. La puesta en escena, poco habitual para mí entre las bandas de su estilo, robaron toda mi atención durante el concierto. Fueron 2 horas de rock del bueno, 2 horas de diversión y disfrute para los sentidos. Consiguieron cautivarme con sus canciones y sorprenderme con su imagen. 
      
      Muchas, habían sido las veces que les había propuesto ser su estilista y siempre me encontraba una negativa por respuesta . Aquella noche entendí por qué, me demostraron que no necesitaban a nadie que les asesorase en sus conciertos de como vestir o que les dijera que les sentaba mejor, aquella noche entendí que Johnny Blood es 100% música, que lo que componen es lo que son, que sus canciones son su alma y que todo lo demás, son simples complementos que utilizan por mera diversión. 
      
      Llegados aquí, la próxima vez que les vea cambiaré mi propuesta y les preguntaré si me dejan divertirme con ellos. Presiento que entonces me dirán que sí. 
     

martes, 19 de abril de 2011

Quinta sesión: Mi primera cita

      Al término de un capítulo de Sexo en Nueva York y mientras me preparaba un sandwich de pavo, me vino a la mente mi primera cita. Entre risas recordando un par de momentos embarazosos que se dieron aquel día, me di cuenta, que aunque habían pasado unos cuantos años y mis citas nada tenían ya que ver con aquella primera, había una pregunta que me seguía acompañando desde entonces: ¿Qué me pongo?. 
  
      Pongámonos en situación: chico y chica se gustan, hablan por teléfono y concretan lugar y hora, se despiden entre risas y al colgar, ahí está ella, la dichosa preguntita. Muchos creen que esto es algo que solamente nos pasa a las chicas, pero os aseguro que ellos sufren lo mismo que nosotras. Delante del armario comienza el cuestionario pertinente: ¿Pantalón o Falda? Mejor un vestido. ¿Tacones o plano? ¿Escote o cuello alto? ¿Maquillada o natural?... Y así una tras otra se van sucediendo las diferentes preguntas que pretenden ayudarnos a resolver el gran dilema. 


      Ridículo, ¿no os parece?. La verdad es que así plasmado en un papel puede parecerlo, pero en el día a día esta pregunta nos trae más dolores de cabeza de los que nos gustaría. Cambiemos esa primera cita, por una entrevista de trabajo, por una boda, por el primer día de clase, por una reunión... y así un largo etc. de situaciones en las que nuestro look cobra una importancia mayor a la habitual. La creencia de que la primera impresión es la que cuenta y que una imagen vale más que mil palabras, puede llegar a ejercer una presión sobre nosotros en algunos casos excesiva. No sólo buscamos estar más o menos guapos, lo que realmente buscamos es sentirnos seguros y una mala cara del chico que te gusta o de tus futuros compañeros de trabajo a causa de una mala elección de la ropa, puede hacer mermar la seguridad del más valiente.


      Esta claro que no siempre vamos a conseguir el look perfecto, porque siempre habrá a alguien al que no le guste, incluso las consideradas, mejor vestidas, hay días que parece que han elegido la ropa con los ojos cerrados. Podemos leernos todos los reportajes de moda, blogs...seguir a pies juntillas todo lo que digan los grandes estilistas y aún así podemos 'fallar'. 


      Así que llegados a este punto y viendo que cuando se me plantee la siguiente primera cita me volveré loca delante del armario, he decido comenzar a poner en práctica un consejo que siempre me daba mi abuela: "Cuca, da igual lo que te pongas, cómo te peines...da igual si eres o no la más guapa, lo importante es que tú te creas que lo eres, que tú te sientas la más guapa de la fiesta. Si sales con esa actitud de casa por bandera, todos te verán de igual manera y conseguirás todo lo que te propongas". Para mí ella fue una triunfadora, ¿seguimos su consejo?.

martes, 5 de abril de 2011

Cuarta Sesión: Tarde de fútbol, pasión y moda

      Todos los que me conocéis, y los que no, os enteraréis ahora, sabéis que mi otra pasión a parte de la moda, es el fútbol. Este fin de semana mi equipo del alma me dio a mí y a toda su afición una alegría que pasará a la historia del club. Como yo me sentí este sábado, poco importa a los que me podáis leer, pero este hito ha dado pie a mi nuevo post. Hace años, los deportistas eran admirados, por niños y adultos, por sus hazañas en los terrenos de juego. Esto sigue siendo así, pero a esta admiración hay que añadirle que también muchos de ellos se han convertido en iconos de moda: protagonizan anuncios, son imagen de marcas de ropa, relojes, cosmética...y comparten espacio con los actores y cantantes en las carpetas de las adolescentes. Los niños quieren ser como Piqué y las niñas... ¿cómo Shakira o simplemente su novia?.       
      
      Comprobamos como semanalmente copan portadas de las revistas del corazón y todo lo que hacen o se ponen, es motivo de admiración o crítica. Muchos de ellos se quejan del acoso mediático, reivindican su estatus de profesionales del deporte, pero luego no se pierden una sola premier y no le dicen que no a un suculento contrato publicitario con un champú anti-caspa. Yo particularmente no lo entiendo. Está claro que ante todo son deportistas, pero entiendo que si también entran en el mundo publicitario y a parte de sus éxitos deportivos se benefician de su imagen, no les queda más remedio que acarrear las consecuencias que esto conlleva. Eso se llama el peso de la fama, ¿no?. Reconozco que todo esto me chirría un poco,  ¡qué manía tenemos de llevarlo todo al extremo!.       
      Hace casi un año la pareja de moda era Iker Casillas y Sara Carbonero. No pongo en duda la profesionalidad de ninguno de los dos, pero mientras se quejaban continuamente del interés mediático de su relación, proporcionalmente el caché de la periodista aumentaba y con ello las portadas y anuncios que protagonizaba. Con lo guapa que es esta chica y de tanto verla, llegó a parecerme del montón, ¡es qué la teníamos hasta en la sopa!. Pero la culpa de todo esto, ¿de quién es? ¿de ella por aprovechar su tirón mediático?, ¿de las marcas, por utilizar en exceso su imagen?, ¿de los consumidores por agotar las pulseritas que llevaba puestas?. La verdad que creo que todos somos culpables de esa situación, en mayor o en menor medida, ¿tú qué crees?.



       Yo, por defecto profesional, no puedo evitar  fijarme en lo que se ponen cuando pisan la alfombra roja, pero en esos momentos para mí no son deportistas, son celebrities. Los ojos con los que les miro son los mismos que cuando entro a un estadio de fútbol, pero la mirada es totalmente diferente y los sentimientos que suscitan en mí nada tienen que ver. En el primer caso analizo hasta el más mínimo detalle de sus atuendos,juzgo si me gustan o no, si van adecuadamente vestidos... En el segundo, sé de entrada que camiseta lucirán,así que el protagonismo de mi visión lo copan los miles de seguidores que se encuentran en las gradas. Todos bajo unos mismos colores, perfectamente uniformados, acompañados de bufandas, camisetas, sudaderas...marcadas por un mismo escudo y compartiendo un mismo sentimiento, una misma pasión. El Sergio Ramos de las revistas deja paso al jugador que animan o al que abuchean, el más aclamado por los fotógrafos en la alfombra roja, cede su puesto al que hace la jugada más bonita o la parada más espectacular...       

      No sé si estoy consiguiendo poco a poco mi propósito escondido de trasmitir a los que me  leéis, que existen tantas visiones como miradas, que en el mundo las cosas no son blancas o negras, que los prejuicios cada día tienen menos cabida en esta sociedad. La moda no son sólo 'trapitos', ni el fútbol ver como 22 'tíos' corren detrás de una pelota. No siempre todo es lo que parece y al final, lo que queda son los sentimientos que se despiertan cada mañana cuando abrimos los ojos y contemplamos lo que rodea nuestra existencia.